lunes, 18 de febrero de 2008

Poema

Tu boca sabe espontánea
como mi aproximación al papel
cada noche.
Mientras le doy a mis ojos tu sombra
a tientas nos salpica el alba;
sus motas
-sin luz-
serpentina en la fiesta de nuestras palabras.
Desnuda
el cobijo de tu aliento
me convierte en el mayor de los cobardes,
que no quiere guerra.
Tus puños abiertos
invaden mis muslos.
La tinta de la pluma
se derrama e impregna de blanco
mi sentido
- como el olor de tu alma-
- como la sal en la arena-.
Se derrite el calor y me escribes.
Soy un poema.

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