sábado, 16 de febrero de 2008

El precio de la mentira


Fue tu boca la del infierno.
Tus manos sucias las de un puerco-
espin- a con púas la voz de tu mentira
… y ahora de tu conciencia.

Fueron tus ojos
un cíclope borracho y
tus almas,
entre putas,
noche tras noche,
las peores de las damas.

Es el humo gris de tu azotea, ahora,
el tic tac del tiempo vacío
y de las horas muertas.

Es la ceniza de tu cigarro
la que impulsa tu súplica
a mi perdón.
Pero olvidas que fuiste y
ya no eres.
Ahora se acabó.

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