lunes, 18 de febrero de 2008

Microrrelato I

Desde que te fuiste deambulo por los días buscando aquella noche que perdimos juntos. Tú y tu rostro urbano, cruzábais la carretera con las manos en los bolsillos de una chaqueta de pana. Yo, en distinta acera, esperando un guiño que me diera la respuesta. El pacto que nos unía entonces se tambaleó a la izquierda. Fue un adiós glaciar, exacto. Como tu inteligencia. Muy prudente. Dañino. Las agujas del reloj de la plaza marcaban las dos. Y supe entonces dónde estaría cuando no me vieras.
Inspirado en un poema de Laura G. Recas

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