Rozas mi piel
y no hay en mi cuerpo
más sombra
que la del fuego.
Me arropo
en tus pupilas.
-No se atreven a encontrarme-.
Mi piel se escandaliza.
Ruido.
Mucho ruido.
Y música...
... pero mis oídos no alcazan más
que el código morse de tus párpados.
Mis entrañas inquietas.
Nuestras mentes palpitan.
Recordamos.
¡que nadie le de cuerda al reloj!
... y apaga esa radio.
SOCIEDAD / UN PAÍS ANÓMALO
Hace 18 horas