jueves, 31 de enero de 2008

Ah- more













Surco
por tu pincel
ríos de colores terrenales y
traspaso
con tu mano inquieta
silencios recónditos.
Es tu oro beige
el aroma de mi jardín interno y
tu paleta, un grito de amor
que desespera.
Pantanos de soledades
en mis pechos se reverencian
a la luz misteriosa de tu lienzo.
Vuelves al tiempo
del revés y tu hoy en mí
saborea el encanto de respirarte,
figura,
como esencia del arte del sexo.
Tu voz mira al cielo que dibujas
con las manos firmes,
a brochazos mágicos.
Me presientes un secreto, quizá cenagoso,
que no puedo olvidar.
Y sueño que estoy dentro,
contigo.

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