Mi no:
ya entonces, apuntábamos maneras.
A mí me dolían los pies y me cantaban las palabras; tú bajabas de las nubes, no te pesaban las cejas y eras de bolsillo, menos serio.
Nos encontrábamos en cada guiño, nuestros gustos se acariciaban y hasta jugábamos a la peonza... pero fíjate que, de aquéllo, sólo recuerdo bien cómo atrapabas mi dedo de la zurda entre las cuerdas. Con el mismo índice hoy señalo las estrofas que me vienen y se me antojan mientras tú pierdes canas preguntando en cada calle si éramos menos años cuando las maneras nos apuntaban.
Ya entonces, te creías dueño de los punto y seguido. Y hoy, cómo son las cosas, lee(dos puntos) corro por las páginas y me corro y galopo en otro ombligo y me encierro cuando quiero porque me lo debo y me lo creo mío y, casi sin respirar, me siento mejor y es cuando más me asiento y soy más y menos de todos; por supuesto, nada tuyo.
En la urna que luego nos fue de casa hoy sólo yo río a carcajadas.Y ya apuntábamos maneras. Sí. El pasado nos advertía, pero menos mal que dejamos de estar ciegos.
***
Aprovecho ahora, que has aprendido a leer, para despedirme. Y lo hago con un punto y final, muy negro y como tú de listo.
miércoles, 28 de abril de 2010
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3 comentarios:
Qué bueno...
Es un buen relato Jara. ¡Caray, y con remitente!
Libertad y adiós cegueras.
Ese "punto final negro y como tú de listo!... ¡tela!
Besos
Es un buen relato Jara. ¡Caray, y con remitente!
Libertad y adiós cegueras.
Ese "punto final negro y como tú de listo!... ¡tela!
Besos
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