Miércoles.
Cuatro de la madrugada.
La corriente de mis pestañas te difumina
y no sé si estoy al borde de tu cama
o del gemido.
Me suda el ombligo. Tengo ganas de morderte el corazón.
Pero es mi mano, no mi boca.
Con la punta de los dedos
pinto una cascada.
Le digo a mi oído que te quiero
y te acompaño.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Miércoles, dos de la tarde. Leo tu poema y te veo, veo el reloj, veo el borde de la cama, veo la cascada, veo el sentimiento que escribiste.
Lo has conseguido, Silberia (con B).
Laura
Miércoles, dos de la tarde. Leo tu poema y te veo, veo el reloj, veo el borde de la cama, veo la cascada, veo el sentimiento que escribiste.
Lo has conseguido, Silberia (con B).
Laura
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